ACRÓNIMOS
Sin ufanarse, no tendrán ustedes ocasos suntuosos, amaneceres
sobresalientes.
¡Obtuve puro oro! Robé toda una noche. Invertí dinero, amén de estrategias suntuosas.
Sabios acrónimos balbuceas, ¡oh, raudo, estimadísimo enemigo! Míranos omitir sabiamente las
oportunidades.
Debemos empezar, reúnanse rápidamente, iniciaremos bebiendo ajenjo. No debemos olvidar libarlo oportunamente ¡Saboreémoslo!
¡Derriben el bergantín, idiotas! ¡Las inmundas deidades acabarán
derribándolos!
Esos locos enajenados continuaron torturando rumanos insurrectos. Creían instaurar dureza, acusaban debilidad.
Donde otrora la oscura rosa obnubilaba, surgieron armoniosos sauces.
REGLA 3: La frase anterior tiene errores.
El le evocaba cada trazo, rompiendo ideas. Creía iluminar dudas antes dolorosas.
Regla 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Entonces no es raro verlo apagado; no tiene
electricidad.
Eres promesa incumplida, camarada. Asiduo mentiroso, eres notablemente terrible, enervante.
Siete aves levantaron vuelo alejándose juntas,
épicamente.
Salame, otario, bobo; ahora reina la oscuridad
salvaje.
El xilofonista tocó ranas, arácnidos, ñandúes. Ansiaba
sobarlos.
Somos ilógicos. Nuestros inútiles esfuerzos son terriblemente rastreros. Acabamos mostrándonos espantosos, necios. ¿Te
extrañas?
Espero suscitar problemas estoicos, recrear algunos nuevos zafarranchos, arremeter siniestramente.
—Sólo incendiaremos los edificios nuevos —comenté. Ingresamos orondos, silenciosos. Algunos miedosos escaparon; nadie tenía
esperanzas.
El día inició calmo, todos orábamos
silenciosamente.
Solucionemos algunas querellas, unámonos, establezcamos
edictos.
Otrora busqué joyas escondidas. Tuve ideas valientes. Otrora
saqueé.
Originalmente ricos dinamarqueses estudiaban nuestras actitudes. Dinamarqueses
objetivos.
Antes se estilaba salir inmaculado, nunca arrugado; todo
ordenado.
Entonces nuevamente sufriré estertores; gritaré: ¡un intento de
asesinato!
Alabama, si eso significa infligir, no armes ruido. Morirás
enseguida.
Algunos soldados tomaron unas carabinas; intentaron
asesinarme.
Siendo estúpido, "X" obtuvo premios arrogantes. Tenía
astucia.
Soy una cochina, intensamente obsesiva,
sexópata.
Saboreé otros besos. Eran recios, brutos, insípidos, asquerosos,
sucios.
Seleccioné unos pollos excelentes. Rehogué, freí; lavé unas ostras
soberbias.
Si acaso niegas dudas, acabarás liando inútiles armatostes
superfluos.
En Rusia entrenan corredores caminata, intentando opacar nadadores en
sandalias.
Sólo espero nunca temer impúdicas manipulaciones eróticas, nunca temer amantes libidinosas, me enferma no tener
erecciones.
Niegas en ocasiones lo innegable, bastándote esa ridícula acepción logras evadirme
sentimentalmente.
Sobornando influyentes tenientes urdí acabar con insulsos orates
neoliberales.
Siempre aviso donde orino, mas alguien siempre osa quedarse. Urdiré, investigaré sobre tan asquerosa situación.
Suma a la vida algunos juegos apasionantes, de aventuras
sadomasoquistas...
Sin avisar lanzas vida; a jalones acabas, destruyes, aniquilas... silencias.
Regla 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Soy altamente lela, volada; aunque jetona, entiendo
salvajadas.
Recurramos a sapos poderosos o nos atacarán zancudos originalmente
salvajes.
Siendo un simple ungüento regeneró rápidamente aquellos
rasponazos.
El niño era muy introvertido. Su tía ardía de escucharlo
susurrar.
El secreto provocó enormes rencores, agresivas respuestas,
enemistades.
Soy un buitre yéndose, una gárgola anodina. No dejaré otras luchas, ¡
esperaré!
Sólo Alabama doblega o manipula a sus oponentes. Quizá una igualmente sediciosa tropa, arremeta
subyugándole.
Oí bastantes jadeos, estaban cogiendo incesantemente. Oí nalgadas… Eran sadomasoquistas.
Solamente asistieron nueve, tenían
objeciones.
Estoy noviando noblemente. ¿Oíste, bellaco lameculos? Este corazón es santo.
En noches nebulosas, Orlando barría los escombros con elegante sobriedad.REGLA 5: Sólo son permitidos nombres de jugadores tal como aparecen en la tabla de puntaje.
¡Oh, yugo endemoniado! ¡Me
ennobleces!
Oraré de inmediato. ¡
Óyeme!
Entiendo, necesitabas robarme aquella ilusión, zarpaste anidando desmedido
odio.
Soy otro sin patria. Estoy corriendo hacia otros sistemas anárquicos. Mientras exista, no terminaré
enraizado.
Dijiste estupideces sin pensarlas en demasía. Inmediatamente después actuaste
sospechosamente.
Salgo odiando la empresa, deseando ahorrarme
despedidas.
Recuerdo el cruel ultimátum; el río despidiéndonos, aparentando
soledad.
Remabas embelesado. Veíamos esos nenúfares. ¡Tanto amor! ¿
Recuerdas?
Es menester permanecer en zapatos a
reventar...
El sostén cayó, ahora puedo empezar.
Soy un boludo irremediable, terminante. A mis enamoradas: ¡no tendrán
escape!
Si el xenón operara por arterias, terminarías asfixiándote
súbitamente.
Se angustió. Nadie gemía, reprimían orgasmos. No eran
sexópatas.
Sus ofensas demeritan o mancillan indiscriminadamente. Zonzamente agrede diciendo oprobios sangrones.
La ansiada última raza es aquella de alemanes
sodomizados.
¡Sensual es! Nunca saboreé ubres así laureadas.
Oye, TT, resultas amenazadoramente
sensual.
Otros bellos veleidosos, ingratos, estuvieron derribando algunas deidades.REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
Dijimos incoherencias obvias. No imaginamos, seguramente,
otras.
¡Oh, buen vino! ¡Inmiscúyenos en ditirambos, amado
Dioniso!
Orfeo robó grandes armas sin mucha
obviedad.
Seguiré estimulándote, cogiéndote rico… Esperaré tu orgasmo.
Aquel mesón esplendoroso mantuvo oculto nuestro oscuro
secreto.
Ahora puedo amarte siempre, Innombrable. ¿O no? ¡Amémonos!
Aún hoy odio remendar agujeros.REGLA 3: La frase anterior tiene errores.
Agradezco profundamente aquél sentimiento; intuyo otras necesidades ahora.Regla 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Es sencillo, TT, imaginarte me
apasiona.
A mi amigo responsable tengo
estima.
Otros salames cantaban una ranchera
ona.
Otro día imbécil,
oscuro.
Sólo olvidé la última cena. Instintivamente, osé no andar navegando de
odio.
¡Antes, nada! ¡Ahora lo estás
solucionando!
El xenón calma irritantes torceduras
anales.
Su aspecto lujurioso, vil, amenazante, me
excita.
¡Oh! ¡Dios inmaculado! Oso solicitarte opulencia;
sálvame.
Sos alegre, bonachón, risueño. Otros son
odiosos.
Orgullosamente robó geranios ajenos. Sus malvas olían
sabroso.
Ojo, bonitas intrépidas saben perpetuar
orgasmos.
Oímos rezar; esperamos galantemente a nuestro
obispo.
Al pescado lavado agrégale condimentos aromáticos, después,
orégano.
Siento un cosquilleo, un muy buen instinto reprimido,
aplacado.
Si ioPasita no vende esos roñosos garbanzos untados en natilla zarandada, alguien
sucumbirá.
Siempre intento matar unos loros. Todavía algunos no expiran. ¡Odiosos
sinvergüenzas!
Ahora puedo reír escandalosamente mientras imagino orgasmos
simultáneos.
Ese solapado presidente argentino ñoño obstaculizó los
apremios.
Dame una enorme lenteja
española.
Obsequié buenas sandalias, cien enemas. Ningún idiota dijo algo;
duele.
Empecé nerviosamente, terminé intentando entender nuestra desesperada
obscenidad.
Sos especial, no tenés intenciones sádicas. Te
entiendo.
Osé besar justo en tu entrepierna. ¿
Sentiste?
Le insinué: toma un arma, no
objetes.
Es xenófobo irremediable. Siente tanto enojo necio cuando imagina algún
lituano.
Seremos únicos, podremos usar el silencio, tolerar angustias, morir en nuestra tiniebla
existencial.
Sí, usa sus propios inventos cuando anochece. Científico es,
supuestamente.
Estamos xerografiando. Hemos incluido bastantes anuncios suspicaces.
Si usas (suspicazmente) tacos altos, no creas imaginar algunas lascivas miradas. Escucha, no te
exhibas.
Su olvido logró obcecarme sustancialmente.
En septiembre podremos encontrarnos. Cantaremos, tocaremos arpas. Cada uno llevará algunos regalos. Estaremos
solos.
Sólo opero los occipucios.REGLA 3: La frase anterior tiene errores.
Es simple Phantom, escribes cuidadosamente tus acrónimos cada un lustro. Así ríe el solo.Regla 2: La oración tiene faltas de ortografía.
El xilofonista quiso urdir inquisitivas situaciones intentando tontamente amenazarnos, mientras escuchábamos novedosas tonadas espectaculares.
Siento obrar cínica, ácidamente. Raramente río. Otras, no amo. Miento en nuestras tertulias
exquisitamente.
Obtuve buenos jaleos en tus asiduas reuniones amenizadas socarronamente.
Amor, si imaginas nuestro cálido romance otoñal no
objetarás.
Resoplaba el toro orondo, berreaba a destiempo, asíncrono.
Aquella yegua está
retobada.
Él no omitió jactarse ayer.
Sus amantes no tienen importancia. Finge interés cuando ama; realmente me
enoja.
Antes luchaba a cuerpo. Rendida acababa. Nunca esperé
santificarme.
No. Una noche comió
alacranes.
Su unicornio comía unos muy buenos insectos. Arácnidos,
nunca.
Raudos acrónimos resplandecían o
sucumbían.
Alabama, Cabeto, ¡a buscar acrónimos
raros!
Él lame inmensas mamas; independientemente, no acaba. Realmente intenta
acabar.
Otro buitre está demorando esta conquista. Es raro, lo
eliminaría.
Estoy sofocado como ustedes, pero intentemos trabajar. Ayer juramos
obedecerle.
Escupirte no es realmente grato. Imagina cuando arrojo moco. ¿Es necesario tanto
escupitajo?
Siempre intento estremecerte tocándote enérgicamente.
Eran geranios olorosos. Los adquirí tramposamente, robando. Adquirí
siete.
Siempre Iraq es machacado por represores ególatras.
Este suertudo francés usa esos rojos zapatos ostentosos
siempre.
Sentémonos o la ansiedad menguará enormemente nuestros tremendos esfuerzos.
Su amante no tiene imaginación, finge, imita. ¿Quiere una excelente mujer? ¡Olvídela! No odie
solamente.
Satán anda tentando a nuestras inmaculadas comunidades. ¡Alcémonos, santifiquémonos!
Seguramente otros chicos invocarán algunos lindos demonios escondidos. Mucha oscuridad crea recelo a tantas almas
satánicas.
Si obro conscientemente, intimidaré a los embusteros
socialdemócratas.
Ah, no creo en su terminante religión; abundan los entredichos
sociales.
En México podemos armar pachangas aludiendo danzas ancestrales.
Sortearé este contratiempo. Resistiré el temor a mi embarcación navegando toda
empapada.
Ortodoxos sacerdotes oraron
secretamente.
Otrora devoraba incautos
osos.
Ríe el cuervo, ultima esperanzas; ríe de
odio.
¡En nuestra casa anterior no teníamos ocho sirvientes!REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
Al ganador, riquezas. Al derrotado, algún
recuerdo…
Soy obscena, bien ramera; intento
agradar.
Ayer decidiste irte con Cabeto. Inconscientemente, ¿o no estabas
sobria?
Esos xenófobos cogen indiscriminadamente, tienen
adicciones.
Sí, una bonita lituana insatisfecha me
excita.
Estoy podrida, intenté superarlo tomando oporto, líquido alcohólico
sublime.
Esta semana pensaba escribirte románticas
epístolas.
Solicité un caballo; increíblemente, alguien montó el negro. Tolerando,
esperé.
¡Sos una cerda increíble! Actuás
suciamente.
El necrófilo coronel alimentó nuevas tentaciones ofensivamente
sucias.
¡Salven a los varones! ¡Aménnos! ¿Reiremos nosotros? ¿Olvidaré suicidarme?REGLA 3: La frase anterior tiene errores.
Éste nacimiento curará a nuestros tiempos. ¡Osa salvarnos!Regla 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Olvídalo Luzbeíta, viviste ilusionada. Devoró a sorbos tus
encantos.
Extraño nuestras tertulias únicas. Siempre intenté acercarme, siempre me
olvidaste.
Alma lozana, entrégate gustosa, recupera
entusiasmo.
Se alejó lentamente, después regresó
alegre.
Suele, amablemente, terminar indagando sus fechorías. En cuanto haya oscurecido,
saldrá.
Inmediatamente noté mucha unidad, no olvidé desearles estar felices. Insistí con instaurar encuentros nacionales; todos estuvieron satisfechos.
¿Somos
inmunodeficientes?
Es verdad, eres necio; también, opa,
sí.
Sus últimas palabras lograron iniciar comentarios altisonantes, reiniciaron terroríficos eventos.
Anoche me acariciaste rudamente. Intentaste cogerme, obligarme neciamente a desvestirme. Osé
suplicarte.
¡Siendo un cerdo, un mamón... bebes indulgentemente en rabos
amariconados!
El xilófago comía en los sicomoros. ¡Ojalá
sucumbiera!
Son amigos lujuriosos, unos depravados excelsos.
Ayer mientras estabas nadando, aquella zorra apareció; no tuve elección,
saludé.
Eso será cierto, amiga, pero ahora tengo otros remedios infalibes, amenazantes.
Si el xilógrafo usa alguna lustrosa madera, entonces no tendrás
escapatoria.
Estoy queriendo una insaciable vagina, oscilar cogiendo, amar sexualmente.
Nunca antes comí insulsas ostras. Nadie, actualmente las macera en nata, te
equivocas.
Solos alcanzamos la independencia ansiada nacionalmente.
Nunca olvide que un enano armado raramente lo observa.REGLA 3: La frase anterior tiene errores.
Salí a luchar, insistentemente amanezaba noquearlo.Regla 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Recién empezabamos con la alabanza, mientras otros
salían.
¡A la calle, obreros, bolcheviques, anarquistas!
REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
Si ioPasita no genera amistades puede usar
reclamos.
Suelen encontrarse nómades sin antenas, cuando inspeccionas ostras nadadoras en
Singapur.
Si únicamente bebes de ese semen aguado recordarás, realmente, otros lejanos lugares, amantes dignos, otras
sensaciones.
Simios incomprendidos. Ahora, muchos especímenes suelen estar
subdesarrollados.
Son especies grandes, unidas, incluso diría... orangutanes
siameses.
Aquella mujer odalisca no tiene otra necesidad: acariciar doce orangutanes
seguidos.
Algunos locos (cuando oscurece), bailamos
amontonados.
Alabama, ¿de verdad estuviste revisando su
alcoba?
Odio sus temores. Ella no tolerará otra situación
adversa.
¿El xilofonista? Cabeto, imagíname teniéndome atada, rea. Lujuriosamente
ostentosa.
El xilofonista te alabó, sí, insistió ansioso. No debiste otearlo, menos excitarlo.
Observas, burdamente, sesiones espantosas sobre ideologías viles. A mí, evidentemente, no termina
extasiándome.
Óyeme, para ti invento más inspirados sofismas, miento obsesivamente.
Añades con un entusiasmo sarcástico tu
optimismo.
Encima no culeo, instintivamente me acuesto.
Se abrió bien, inspiró hondo, olfateó nerviosamente. Después acarició mi entrepierna. Nuevamente terminó
encima.
Otro sonámbulo en zapatillas nos oscureció
sabihondamente.
Seguimos adelante, teníamos ilusiones sin fundamento, esperábamos conocer hermosos
oseznos.
Señoras, atención. Tengo ideales sobre fantasías eróticas. ¿Cuándo haremos orgias?
REGLA 6: La última palabra de la oración debe estar en negritas.
¡Oh, bella! No untaré bálsamos. Insistiré lamiendo anchas mamas, estremeciéndote.REGLA 3: La frase anterior tiene errores.
Siempre acariabas tu ingrávido sexo. Fetichista erótico. Cabeto, huéleme. Obnubílame.
Regla 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Ser esquelético no siempre ayuda. Como instintivamente o no estoy satisfecho.
¿Acaso creíste ignorarme? Antes generabas otras
sensaciones.
Obtuve rudas lamentaciones aquí. ¡Nada de olvido! Tendré otros reproches, recordaré estos caprichos ufanos, alegaré demencia. Rememoraré antiguos días aciagos.
Orlando-torrecuadrada rezaba gustoso. Una leve, levísima oscuridad sobre
orlando-torrecuadrada.
¿Estúpido? Soy tonto, un perfecto idiota demasiado
orgulloso.
Esta semana te regalaré ese pájaro irisado. Te odiaré si acaso muere; eres naturalmente torpe,
estúpido.
Olas libres vienen inconclusas, desgastando arenas rápidamente, súbitamente,
estrepitosamente.
¡Sólo obré bien! Rememoré el hambre urgente, mundano. ¡A no
olvidarse!
Ostensiblemente rabioso, disimulé este nuevo esfuerzo
sobrehumano.
Sólo acataba nuestras
órdenes.
Así como callar, ignorar opiniones no es
sano.
Opinar puede inferir nocivas
acciones.
Elegir libremente es cargar culpas, inconscientes o
no.
Olvidaré nuestro empecinado rencor. Olvidaré su atrevimiento, mi egolatría. No tengo
elección.
Si acudes con rapidez intentaré lastimarte. Entonces gritarás, insultarás
onerosamente.
Señorita, usted cometió impunemente otro
sacrilegio.
Sí, olfatea los orificios
sucios.
-¡Salven a Barrabás! -añadió.
-¡No dejaré indignos judíos andando
solos!
Apreciados compañeros, resistamos; o nos insultarán muchas otras
sabandijas.
Autocensurándonos, Cabeto está labrando grandes
acrónimos.
Ayer comiste ensalada condimentada. Hoy,
acelga.
Los azules nos ganaron. Un inmenso dolor
acecha.
Siente ésta; no tienes idea, me encanta nocivamente tu argolla
lánguida.
Sólo osamos lamerlas, untarlas con insulsas, olorosas nueces. ¿Es
sentimental?
Obreros, progresistas, revolucionarios o bolcheviques, indistintamente, omiten
soluciones.
Su ostentosa nariz suscitó oprobios.
Sólo algún necio tomaría identidades falsas intentando cambiar algo de otros. ¡
Sonso!
Yo utilizo xilórganos teutones antiquísimos para ofrecer salmodias italianas comunes, incluyendo órganos nuevos especialmente santificados.
Si introduces nueve tornillos acerados con tacto, iniciarás caóticas actitudes sexuales.REGLA 3: La frase anterior tiene errores.
Y un xilofonista tailandés aparentaba pensar obras sin importarle como incluiría oximorones negativos, elipsis sintácticas.Regla 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Sigo obstruyéndoles
yuxtaposiciones.
Soy esa nada substancial, un apócrifo libre. ¡Eso
soy!
Amo mi ombligo. Recuerdo increíbles ombligos
sensuales.
Siempre ando buscando amor; no
amoríos.
Siempre a la mañana oteo nuestra extensa
sabana.
El cocodrilo ultimará al tejón. Otros reptiles intentarán asesinar nutrias o
salmones.
Ella tenía extraños requisitos. Nunca amparaba monjes excomulgados ni turistas ecuatorianos.
Organicemos pequeños encuentros relajantes; así reiremos
eternamente.
Si otro noruego sudoroso acude con ardores rectales, lo
operaré.
Si el nigromante tomara estupefacientes, nadie conseguiría interrogarlo a diario o
sonsacarlo.
Obligado reinicio las averiguaciones de aquellos sentenciados.
Sé usar cada una muy bien; incluso esas nuevas, debidamente
orladas.
Sigo equivocándome. No supe, amigos, cómo incluir oraciones novedosas. ¡Estoy sucumbiendo!
¡Silencio, imbécil mesías! Para anoticiarte, te irás al subsuelo.
REGLA 3: La frase anterior tiene errores.
Soy ese nocivo sujeto al cuál intentas olvidar. No espero simpatías.
Regla 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Si empiezas nuevamente te ataré; desayunaré oyéndote.
REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
El xenón trajo alucinaciones. Sentimos intensas sensaciones.
Se ocultó. No sabía afrontar mi enojo. Neciamente temió enfrentarme.
REGLA 3: La frase anterior tiene errores.
El xenófobo tonto agredió sin inteligencia, sonsamente.
Regla 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Su ocote lampiño acarició mi entrepierna. No tuve
éxtasis.
Salívame exclusivamente, no salives a cualquiera. ¡Infiel! Osaste no escupirme
solamente.
Recordé aquellos días interminables. Ahora no tengo esas
sensaciones.
Otros lienzos ondean
radiantes.
Serví unos camarones, unas legumbres europeas. Nada tenía
olor.
Introduje nueve dedos inmundos (gentilmente) en nuestro almuerzo
suculento.
Soy opa. Realmente pretendo romper esos novedosos discos
indígenas.
Aprendí lentamente. Entendí recriminaciones tontas. Así
sorprendí.
Observamos las aves volar incansablemente, alertas.
Oí rabiosos gritos al naufragar. Intenté zambullirme atrás de Olavia.
Su ejército regular está nuevamente
organizado.
El xilofonista perdió el reloj. Inmediatamente, el nuevo comisario interrogó al sereno.
Retornando en ferrocarril, un guía inglés amenizó relatando sus
experiencias.
Sobre un campanario, un moribundo búho intentaba refugiarse.
El sapo pereció lentamente entre nenúfares. Dejó innumerables deudos al
sucumbir.
Altas murallas atesoran riquezas milenarias, espléndidas.
Sólo una francesa regordeta intentó
amarme.
Su oftalmólogo le dio anteojos demasiado oscuros. Sufría.
Sólo en noviembre salgo a caminar, intentando obedecer nuevamente a los enormes
soldados.
Sin oro reluciente perderemos repentinamente estos navíos. Demos embarcaciones nuevas, todas están sensacionales.
Oye, busca sin curiosidad; encontrarás nuevos objetos sorprendentes.
Zorreando obtendré regios regalos obscenos.
Seis osos lastimaron al
zorro.
Otro viaje interminable. Nadie ofrecía solaz.
Si el nuevo teniente encuentra nuestro contrabando, intentaremos apaciguarlo dándole oro.
Su ejército no sabe utilizar armas letales. Está
sentenciado.
Anhelo crear hechizos amorosos; rozar ocasionales labios ardientes dando ósculos sensuales.
En sus profundos enajenamientos regalaba algunos negros zapatos
acharolados.
Operaron con urgencia. La tailandesa apenas tenía
esperanza.
Si un elefante llega,
ocúltate.
Su único espejo cayó al
suelo.
Oscuros señores trajeron regias armas
suecas.
Su anfitrión lo observaba. Nunca estaba
solo.
Ocuparé los antiguos
salones.
Su obsoleto barco recorría el temible océano domando
olas.
Otro robot inteligente ennoblece nuestra tecnología electrónica.
REGLA 3: La frase anterior tiene errores.
Su ocupación básica reside en traer objetos de oriente.Regla 2: La oración tiene faltas de ortografía.
El río estaba caliente, calcinante. Igualmente, obesos nadaban en
sobretodo.
Sí, algunos días insoportables comienzo a manosear extrañas niñas; tengo
erecciones.
Al pobre oso silencioso, el novel trampero oprime
sádicamente.
Algunos lacayos abandonaron, bajo amenaza, mis
aposentos.
Ayer gané un arduo rally. ¡Dame amorosos besos,
Alabama!
Su alma bondadosa intuyó disturbios. Una riña interminable
aguardaba.
Nunca el gentil renacuajo ostentó
sabiduría.
Su amigo le mostró ofidios
negros.
El letal lobo anhela
salmón.
Realmente encuentro muy opulento lo que usan
ellas.
Ofidios pendencieros invadieron nuestro antiguo
remolque.
Si un policía ucraniano reprime amablemente, no debemos
opinar.
El recto estaba contraído, constipado, incluso olvidado. No estaba
supurando.
Ella silbaba. Fornicaba últimamente mucho. A ratos, tenía
erecciones.
O deberías irte, ahogarte, reventar, también
esfumarte.
Eres sumamente tonta, una perfecta imbécil. Debería odiarte.
Siempre entrenaba (nadando) su último atleta. Lamentablemente, mucha energía no tenía. ¡
Estúpido!
Esa señorita cadenciosa armonizó notablemente dos antiguas loas. Indicó cómo ejecutarlas sensualmente.
Si un bicho intenta trepar a mi ensalada, no te
escandalices.
¡A la mierda! Otro rápido, renegado acrónimo nos alarmó
súbitamente.
Olavia recordó que una escultura silente tenía
almorranas.
Solíamos únicamente escuchar la
orquesta.
Suelo encontrar ñandúes observando reiteradamente el
suelo.