ACRÓNIMOS
A Punkpanther regañaron: "¡Estúpido, no decidirás,
arrepiéntete!".
En su taradez, usted dijo idioteces al revés. ¡Imbécil,
aprenda!
Si usted fuera rico,
estudiaría.
Es difícil ubicar cada asno. Después otro
sufre.
Siete osos blancos reparten el pescado objetivamente. Ninguno exige, resultan muy
educados.
A mis intrépidos gustos oso
sobreponerme.
Entonces nuestro viaje idílico durará infinidades,
amigos.
El xenófobo condena el libertinaje extranjero. Naturalmente, tiene
envidia.
Entonces podré ir, tomar o mirar.
Excelente.
Rlrm ama pequeñas inocuidades. -De amar -me explica-, no tenemos epítome.
Se ocultó la luz, otro zafarrancho auguré
rápidamente.
Suspiramos unidas, como intencionalmente, olvidando sollozar.
Otro miércoles ostentando pobreza. La anfitriona tiene oropeles
sucios.
Se afiló las uñas. Después arañó nuestros desnudos
omóplatos.
Siempre al basurero están saludando.
Nunca imaginé ninguna fatalidad ajena, ¿
sabes?
Remontados en zancos altísimos, reverenciaban otras ninfas.
Otros la vieron invocando demonios. Algunos
rezaron.
¿Otro día intentando olvidar?
No es feliz ahora; siente tanto
odio…
El satánico payaso asusta niños tan abusivamente. Nefasto.
Ogros feos escalan nuestro duraznero enorme rápidamente. Me
espantan.
Actué cuando un desconocido intentó
ofenderme.
Ningún ignorante ñoño
acudió.
Sastres europeos realizan vestidos interesantes. Realmente, nuestro orgullo
son.
Rancio, inmundo zumo, osaron
servirnos.
¡Oh, Dios! ¡Intenta acordarte,
Señor!
En nuestra sala el ñandú acapara mis elogios. ¡Lo amo!
¿Sabes otra balada? Anda, no digas otra mentira, ¡
enséñamela!
Nunca oculté, TT, aquellas raras ninfas obesas
sobándome.
Sobre otros buenos reinos estamos volando. Impresionados, viejos incrédulos ríen al
notarnos.
Unicornios languidecen tras inviernos mortalmente álgidos. Templándolos urgentemente, muchos
sobrevivirán.
Espero superarlo, poder ignorarte, rechazando impasible tus
ultimátums.
Solo una brillante luz inspiraría mi
espíritu.
Son aquellos brazos ruines ostentoso sosiego, obsesión
sublime.
Orgullosamente los engullí repetidamente, los olí
sabrosos.
Olían rancios los aguacates. Debiste
olerlos.
Sacó el poncho: un lindo tejido amarillo demasiado
orlado.
Supe encontrar mi automóvil, no aparecía, lo encontré
sepultado.
Sí, aprobará cuando ella rinda dos o tres exámenes
semanales.
Sucedió en Roma: pusieron iglesias en nosocomios. Tuvieron excéntricos
sacerdotes.
Dibujo incansablemente animales feroces: aves nocturnas, osos,
serpientes...
Siento olores lindos, es decir, aromas
diáfanos.
Ahora no consigo la ansiada
soledad.
Nuestros amigos vienen en goleta. Ayer resolvieron levar
anclas.
¿Saben? Ayer la vi adorable. Con ilusión osaré navegarla.
Oculto, robé guindas. Al niño indigente con esquizofrenia maldita obsequié naranjas, ofreciéndole
salvación.
Si estamos bien organizados rendiremos. Raudos entonces, invencibles compañeros,
organicémonos.
Según el buho, otros rufianes roedores estaban intentando comer ostras.REGLA 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Obesos buitres sobrevolaban. Ellos querían un inflamado oso
seborreico.
Sólo en nueve segundos abrí tus
obsequios.
Estaba loco, una cachetada ungió bruscamente, respondiendo a crueles imputaciones ofensivas, no era
sensato.
Si estudiaras detenidamente un caleidoscopio, entenderías mis
elucubraciones.
Ojos cafés intentan ocultarse. Si amas,
sedúceme.
Antiguos retratos rescaté extasiada. Bellamente adornábanse todas aquellas damas
ociosas.
Aburrido estaba revisando ortografía, gesticulando, rodando; así funciono, imaginativamente
arrebatado.
Escuché "xerografía" cuando ustedes susurraron "
aerografía".
Siendo así, ¿cuál último desorden instaurarás? Respóndelo sin
excusa.
Satán entró; nos tiró encima nuestros cocteles italianos al
sacudirse.
Ayer realizaron grupos expertos nuevas tácticas, innovaron negando aquellas
sentencias.
En Suecia comen olotes rancios, importaciones
argentinas.
¡Siete ojos! Rara belleza entre tanta escoria.
O vienes a comer inmediatamente o no esperes
sorbete.
Sí, estoy rezando. Pero espero no tener esa aureola ni desear
ovaciones.
Solo, otro miserable borracho regresaba arrastrándose,
serpenteando.
Increíble.
¡Nadie sabe escalar! Reunidos, van infelices bajo las estremecedoras
sombras.
El necio, terco robot interrumpió saleroso. Tenía elementos computarizados
inservibles.
Esperanzadamente sueño también romances estremecedores, muy excitantes, con intensidad.REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
Ojalá fueras un salvador. Cuando ayer no diste ofrecimientos, me
entristecí.
Sentí un frío recorrerme intensamente, eran nuevos delirios
ofuscándome.
Siento un cuchillo incrustándose, entrando demoníacamente al duodeno. ¡Estoy sufriendo!
Sabandijas: inútilmente mutilan unos lastimeros acrónimos, cabrones, idiotas. Ocultarlo no exculpará suciedades.
Obligados, los ilustres generaban arcaicas reglas, constituciones apócrifas; simulaciones.
Otra fuerza rebelde está zambulléndose contra oligarcas.
Ardientes quesadillas ucranianas están listas. ¿Le
ofrezco?
Ayer reinaban radiantes ilusiones, bastaba
aquello.
Obtuve su calor, un raro estremecimiento corrió incesante desde
arriba.
Sola, oculto las últimas cicatrices. Intento olvidar, no acordarme nunca; dolió oírte lejana,
oscurecida.
Ser invisible lo excitaba: nadie comprendía, intrigados oteaban, se ofuscaban
solucionándolo.
Estudiaba solamente con un inocente niño con lentes. Eran
silenciosos.
Si estudias ñoñerías, atraerás las apestosas risas. ¡Mugres
escuincles!
Sorprendentemente, una esquelética ñoña olvidó
señalarme.
Sólo el Dios antiguo no toleraba estúpidos semidioses.
REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
Somos únicos. Poseemos extremidades realmente ostentosas.
REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
Se estaba despertando antes. Nunca tuvo extensos
sueños.
Satanás estaba diciendo anécdotas negras, ¡Tan espantosas siempre!.
REGLA 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Seré un bruto, urdiré robos, balacearé inocentes, ofreceré
sedantes.
No olían bien los enormes
suburbios.
No asumas una forma ridícula al guiar almas rectas o nobles.
Seguirás esperando, mis eunucos
naufragaron.
No encuentro cuatro eunucos desnudos, ansiosos de echar semen.
Once buenos teólogos ucranianos vinieron inmediatamente, estuvieron recomendando olvidar
necedades.
Oro burdo, tu usual valor inventa ese ridícula, ostentosa necesidad.
REGLA 2: La oración tiene faltas de gramática.
Otros labradores vivían intentando deducir algo. Lo obtuvieron.
No usaré ese vestido,
olvídalo.
Ese neófito labrador ordena quisquillosamente unas endibias coloradas. Es nuevo.
Y un xilofonista toca acordes preciosos; origina notas imaginarias; emite notas decisivas. Orbes multitudinarias
enloquecen.
Soy orlando-torrecuadrada,
yuxtaponiéndome.
Ante mi ansiedad, reviso inútilmente la lección. Astuta soy.
Ayer hice ocho rayas amarillas.
¿Somos únicamente lacayos? Formemos una revolución ahora.
Oír pelotudeces enferma rápidamente a comensales inteligentes. Oír numerosas estupideces, sulfura.
Oh, por estar revisando cartas inútiles, olvidé nuestra esperada salida.
REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
Nerón, el cruel emperador, siendo adolescente realizó innumerables operaciones.
¿Es, sentir tanto amor, finalmente algo necesario?
Las empresas no te alivianan, mienten en números, te
estafan.
Amarrando nudos invisibles, moriré ahorcada
lentamente.
Sólo al limbo te atarías, raro animal.
Si inflas los antiguos balones, alguno saltará.
Sos un salame, pedro-abelardo, intentas rimar oscuras
sílabas.
Alguien siempre observa mientras bailamos rock. ¿Oyes sus acompasados suspiros?
Si eres ñoño, ofrezco rutas intrépidas, temerosas,
asombrosas.
Aviso: corazón acabado busca acaramelada señorita.
¡Olvido benefactor! ¿Estarás siempre
acá?
¿Sólo eso? Supéralo,
obesa.
Siempre estoy negando tus ingenuas mentiras, intentando explicar neciamente tu obnubilado seso.
Riendo, a zozobras antepongo
sentimientos.
El xenófobo pretende los óbitos, reales aniquilamientos de otras
razas.
¡Rata! Ahora, tras estas rejas,
ora.
!Rápido, oprimamos brutalmente al
ratero!
Raudo, e. intentaba robar.
REGLA 3: La frase anterior tiene errores.
Estos xilófonos pueden llorar o reir. ¡Ahora deseo oírlos reir!
REGLA 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Inclementes nevadas, ventiscas extremas; nada teme Azma, magnífico
explorador.
Amor: sacúdeme, invéntame.
¡Ahora rueda, olisquea, maroma,
así!
Otros maricones irrumpieron, no olían sabroso aroma.
"Los intocables", maravillosa película; intensa,
ominosa.
Andaba sin tener realmente algo limpio.
Aquella mamada orgásmica realmente fue astral.
¡Así! ¡No acabes! Lame fuertemente aquella bella erección totalmente amorfa.
¡Se acostó con un demente! Es muy estúpida, la analfabeta.
Si intentas tener insulsos orgasmos, sacúdemela.
Oliendo su culo ubiqué riquezas infinitas, doradas alhajas de exóticos sitios.
Es sabido, cuando ocultaste nuestra divinidad, irritaste demasiadas
oscuridades.
Siempre estuve por tener indios en mi buen rancho
escondido.
Sentí el gusto único, insulso del orégano recogido en septiembre.
La lúgubre obra robada anoche mantenía oscuros
seguidores.
Sacrificaste el mejor espécimen: nuestro ternero albino. Lloramos.
Ofendiste seriamente al delicado
orador.
Nunca un búfalo irrumpió
osado.
Su única salida: podía intentar rascar, arañar, roer al
nubio.
Orquestaré ripios querendones, unificaré esquelas, sus tímidas almas suspirarán.
REGLA 3: Lafrase anterior tiene errores.
Señores importantes guían las orquestas.
REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
Sí, introdúceme nuevamente tu erección sorprendente, intrépido semental.
Su estudio define un concepto interesante. Repítame aquella síntesis.
Si ahuyentas lobos valientemente, alguna joven estrella seducirás.
Sos extremadamente ñoño, opa. Resultás inteligente a los estúpidos salvajes.
Observé las imperiales mujeres poderosas, insinuante abaniqué damas australianas señoriales.
Soy insistente, ganaré las olimpíadas.
Orlando-torrecuadrada fue un sabio cruelmente azotado, del onceno
siglo.
¡Ojo, rinocerontes
ofuscados!
En nuestro aniversario juntamos estatuas naranjas, adornos de
oro.
Reí abiertamente un día. Ahora me encuentro nerviosamente triste, enajenado.
Amanecí muerto, asesinado
raudamente.
Otro feroz elefante nunca dudaría, intentando
amar.
Ideamos deidades, inventamos oraciones; teníamos el corazón espantosamente
solo.
Si ubicas Brasil y Uruguay, grita: ¡Aquí
nací!
Esos suculentos pezones están realmente ardientes, nívea zamorana, así subyugan.
Olvidome la vida; intenté desposarla adquiriendo sus temidas
esperanzas.
Otro día intentaré amarte; recién lo
olvidaste.
Su otro mejor amigo tiene inclinaciones zapatistas. Ahora dice odiarlo.
Sadomasoquismo: apertura brusca, reacción ofuscada, sexo oscuro
somatizado.
En la enoteca faltaba alcohol nocivo, tintos espumantes,
sabrosos.
Antes, cuando osaba masturbarme, pensaba: ardientes ñandúes, abiertas niñas, taciturnos
elefantes.
En lugares umbríos caminaba un burro, riendo; andaba buscando
acompañante.
El xerógrafo, alterado gravemente, evadió rapaz aquel dromedario asustado mientras el niño temeroso elucubraba.
Rascar una marmota impresiona exageradamente.
Si un día antes no están, saldremos al sur.
Su última petición: lamer inglesas, colombianas, argentinas, románticas, excéntricas, mormonas o
sudanesas.
Si ese raquítico personaje intenta escapar, no tendremos elección: suplicaremos.
Estoy sentado tratando eternamente, tontamente; intentando comerme asquerosas
serpientes.
El xerógrafo tomó rojo, azul, violeta. Así garantizaba al notario tonalidades
estéticas.
Rastrear adeptos para tu arte resulta tan extravagante.
Saca un porro, estupidízame. Reiré incansable, osaré
raptarte.
Ese sátrapa tiene inverosímiles lujos instaurados. Siempre trata incorrectamente, creyéndose alguien superior.
Superman usa pantalones elásticos rojos, indignos. Nunca tuvo erecciones. No descansa, estudia nuevas tendencias estilísticas.
Orangutanes jubilosos elucubraron robar al
superintendente.
Encontré un nuevo unicornio con ojeras.
¡Lávame! Así vamos acercándonos, tierno
eunuco.
¡Sucio, apestas!
¡Lávate!
¡Sucio, apestas! Podemos olerte,
sal.
Sólo ese reptil pegajoso impide el nerviosismo. Tarea: encontrar sapos.
Sobre anchas lanchas viajamos al desértico Omán, recolectando extrañas
serpientes.
Si un caballo untara mermelada, buscaría innumerables médicos o salvadores.
Sendas óperas bailamos, al movimiento oscilante
sucumbimos.
Desnudos acariciamos muy intensamente su entrepierna; lamimos, apretamos, sobamos.
Ropas espeluznantes se ponía orlando-torrecuadrada, no sabía acomodarse; besaba intensamente las impurezas de algunas
damiselas.
Ríe el dromedario estúpido, no tiene otra responsabilidad.
Sacudiste aquel lindo instrumento redentor.
Si arrugas repetidamente tu enagua no esperes salir.
Sóbame el codo, rompí esa tabla ondeando
sartenes.
Seguí ojeando el cuaderno; encontré secretos.
En las escaleras grité inmundicias; algunas, soeces.
El nuevo obispo recitó muchas elegías.
Intenté no tocarte esas nalgas, solamente ansiaba meterte ese nabo tan enorme.
Soy altruista, busco repartir obsequios sencillos; altruista, sí.
Rózame eternamente, tú, obsecuente zorra, obséquiame nuevas erecciones sabrosas.
Si olvido besarte, reclámame. Este sueño amoroso lava indecentes
retozones.
No insistas, Carlosakela, aquí reprimimos aquellas gargantas. Unidos ensayamos nuevos sistemas esperando sobresalir.
Afilados tenedores encajaron nuestros contrincantes, importantes oficiales
nicaragüenses.
Sólo un ruso gritaba iracundamente, raptando inmediata
atención.
Si interpretara los escritos, no caería inútilmente, otra súbita oración surgiría.
Ofrendas brillosas juntaron espectadores: turistas ociosos,
silenciosos.
Ahora suelo usar sus tontos objetos.
¡Olvidemos habladurías!REGLA 3: La frase anterior tiene errores.
A serruchazos: uno solo traspasó... ¡Oh!
REGLA 2: La oración tiene faltas de ortografía.
A serruchazos el sicópata irrumpió, nos
asustó.
El negro farsante espera réditos, mentando alguna ruin idea asesina.
El xenón quema únicamente inhalándolo. Si intentaras toser, al menos, éste no te
enfermaría.
Orfebres cultos, urdan la trama; adornen ropajes, mejórenlos
exquisitamente.
Antes miraba atentamente: nunca entendía cómo intentaba
ocultarme.
En negras jaleas ubiqué aceitunas grasosas, al robarlas
amaneció.
Salpicaste un blanco líquido en vientre angelical, reclamando se enjuagara.
Si un suspiro puede inspirarla reiré ostentosamente, señorita.
REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
Odiosos rojillos necios, infantiles. Tenemos órdenes represivas: reprimirlos, inmovilizarlos. ¡Ningún comunista osará
sublevarse!
Olvídame rlrm, no intentes tiernamente obsequiarme ruegos, recupérate. Intenta no conservar ofuscados suspiros.REGLA 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Soy una pelotuda excepcional: rezo a los ornitorrincos.
Al ratón dorado intentaste engañar. No te enojes,
supéralo.
Seis indios la bañaban ante buitres ardientes.
Aquel jueves estuvo nevando; alguien silbaba.
No aprecio las gracias
ajenas.
Efímera niña canela, adoro besarla; retocemos ofuscados, nalga a
nalga.
Nunca una linda, inocente dama acabó dañándome.REGLA 3: La frase anterior tiene errores.
En nuestra causa anarquista; bolcheviques, revolucionarios o nacionalistas adquieren nulidad.REGLA 2: La oración tiene faltas de ortografía.
¡Silencio, alumnos! Los alaridos me
encabronan.
Orlando-torrecuadrada: idiota, demasiado obtuso,
salame.
Si ella goza, ululará rompiendo
oídos.
Olvido, buen jugador, ¿estás tan obsesivamente
seguro?
Ofrezco besos jalado. Etílica tontería, ofensa sinrazón.REGLA 2: La frase tiene errores
Se olvidó las llaves. Otra zorra astuta no dejaría objetos.
Sos un pelotudo, orlando-torrecuadrada; si intentaras calmarte, iracundo, odioso, no estarías
sollozando.
Si ubican pronto otro sitio, infórmenlo con insistente orden. No escatimen sacrifícios.REGLA 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Anoche las azucenas reían, mientras algunos nardos tenían excelentes
suposiciones.
No aliento tu ulular, ruego acabes los estridentes zumbidos
alarmantes.
Nuestro amor tuvo una raro anonimato; la envidia zigzagueábanos abiertamente.REGLA 2: La oración tiene errores de sintaxis.
El xenón parece oscilar. ¡Sí, irradia con incandescencia! ¡Oh,
naturaleza!
Si ahora lo urbano diera acervo, resignaría mi exposición.
Sobrios o borrachos rondaban, indignados, olvidaron saludarme.
Otros festejaron estando nocivamente solos, amargamente
sobrios.
Obtuve los ocho reconocimientos olvidando sus
ofensas.
Sus amigos bebieron ron; odres, salieron aullando.
REGLA 3: La frase anterior tiene errores.
Olorosos rabanitos obsequié. No doné acelga sabrosa.
REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
Regresó ese necio gaucho
oloroso.
Su ostentoso ñandú andaba
rengo.