ACRÓNIMOS
Es siempre tierno, atento, lindo. Lo aprecio realmente, adoro
satisfacerlo.
El sueño tardío ablandará las leves asperezas, allanará raspaduras asquerosas, suavizándolas.REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
Si intentas negarme, tendrás infames estertores. Nadie dirá oraciones, tú
estallarás.
Siempre amé recorrerte, reiniciar aquellas caricias en nuestra alcoba, sintiéndote.
Ofrezco bananas, lindas almendras, colación. Interesados, obténganlos nombrando estatuas
sarracenas.
Sólo el ñandú ofrece raros espectáculos salvajes.REGLA 3: La oración anterior tiene errores.
Oigo bestiales lamentos ante cada idea ofrecida. No exageren señores.REGLA 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Ese xenófobo puto ultima latinoamericanos solitarios. Arrepentido, no duerme, ofrece lánguidas oblaciones.
Entonces sería totalmente absurdo felicitarlo. Obraríamos mejor
expulsándolo.
Esperaba tener el ratón nuevamente activado. Mentiras: ese nuevo técnico
estafome.
Seré aire liviano, viento astral, meciéndote
eternamente.
Sí. Otro llanto lamentando otro zaino amante. ¡Sálvame!
¿Dónde estás, señorita coqueta? Ayer besé esos labios, los adoré. ¿Dónde, oculta,
sollozas?
Olavia les explicó, ostentando sensatez: Innombrable diseñó acrónimos
descabellados.
Estallaban xantomas cuando lo acariciaba; mi adolescente novio descargaba oleosidad.
Ocho bolivianos serruchaban troncos redondos, ululando y
exclamando.
En ningún estado recuperaron ganancias. ¡Inclemente
año!
Estoy xerografiando, casi instantáneamente, tantos anuncios... Necesito tener energía.
Nos escribíamos cartas inocentes, algunas mencionaban esa noche tan
excitante.
Escuchaban su canto, un canto hecho amor. Bailaban acariciándose neciamente.
Sabías ontología, serena infundías esas generalidades; alumnos temerosamente
escuchaban.
Siento oírte renegando, porque realmente eres sereno. Apacíguate, sosiégate.
Aquel pobre asno ganó algunos regalos, luego obtuvo sorpresas.
Estoy sintiendo comezón, algunos piquetes asquerosos tengo. Odio rascarme, intentaré
apagarlos.
¡Oh, farandulero! Esa negativa súbita impresiona. Vamos a matarte, energúmeno, no tienes
escapatoria.
Oh, Cabeto, házmelo
ofensivamente.
Estas xerocopias tienen extraños, raros matices. Imprimí nueve, inicialmente ocho.
Soy un traidor infame, los meses están numerados. Traeré
exterminio.
Siete osos nos siguieron, olfateándonos
sutilmente.
Sólo unos están ñoños. Otros, sonsos.
Entonces, ¿los ornitorrincos tienen extraños
sueños?
En Xanadú comen elotes, les encantan. Nacarados, tiernos
elotes.
¿Sabes acariciar bultos olorosos? ¿Realmente eres excelente?
Sus excitantes nalgas sobé, acaricié con inquietud. ¡Oh, nalgas excitantes saboreé!
Esas xecas cobardes están susurrando: intentan verbalizar oscuras
sensaciones.
No entregué un telegrama. rlrm anuló los mensajes escritos nominalmente; tenía
excesivos.
Siento ideas, ninguna falsa; imagino
neutralmente.
En septiembre pediré aparatosos regalos renovados, así ganaré óbolos
sinfín.
Seres ominosos silenciosamente irrumpieron; eran gitanos alemanes, traían
espárragos.
Sus ocultos sentimientos irritan, esas gnósticas aseveraciones exasperan.REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
Odio sentir tu rabia. Anda,
sosiégate.
No estoy comiendo insípidas ostras.
Sólo un cuento, urdido mientras bailamos, incitaría el romance, orondo
necio.
El poeta insistió subversivo, todos aquellos xilofonistas inmediatamente sucumbieron.
Oigan, compañeros, un lobo terrorífico atacome. ¿Tendré
epistaxis?
Si eres xenófobo,
ocúltate.
Señorita, al nadar desnuda incitas al
sexo.
Estaba su perro esperándola, royendo amarillentas naranjas. ¿Zamparía anaranjadas
sandías?
Recuerdo esos paseos en Noruega, tristes, insanos. Nos amábamos mucho, éramos necios, teníamos
esperanzas.
Su alegría la iluminó
repentinamente.
Somos invisibles, la visión eludimos. Si tienes rencores, evitaremos
salir.
Extraños xilófagos amenazan comerse esos robustos bosques. Acabarán demoliendo ocotes silvestres.
Sabes inspirar gozo indescriptible. La onerosa sensibilidad acrecentas, me estremeces negando temores
exacerbados.
Enanos salvadoreños cogíanse unas chicas hondureñas; astutos nomos, operan
sigilosamente.
¡Oh, poderoso, óyenos! No estés negándote tanto, escúchanos.
Sóbate, oso baboso, repipi. Intentaste, necio
oponente.
Si osas liquidar intereses, darás asco,
sobrino.
¡A freír rábanos! Estas necedades terminarán amistades
sólidas.
No acostumbro reñir, resisto airoso bestiales afrentas.
Estuve leyendo un cuento ucraniano. Bestias rudas, aventureros caídos, increíbles odiseas
narraba.
Suelen oponerse los amigos, mas estamos negando toda elucubración.
Si eres ñoño, obtendrás resultados apabullantes.REGLA 3: La oración anterior tiene errores.
Saldré, olvídeme. ¿Lo intentará? Vivimos increíbles aventuras, nos tuvimos amor, recuérdelo. Emigro, mi otomana señora.REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
Ofrezco buenas, nuevas, untuosas baratijas, increíbles lujurias a dos óbolos
solamente.
Éramos nueve. Gritábamos abiertamente ternezas únicas, sabíamos abrazarnos dulcemente
obnubilados.
Observa bien sus extremidades, su insistente vaivén. Así me envenena naturalmente, teniéndome engatusado.
Si ese repetitivo pensamiento enturbia nuestra ternura, evitemos abstraernos, no divaguemos
obsesivamente.
Siempre ofrezco lindas invitaciones, visitas interesantes a nuevos territorios. Ávido recorro esos mares opalinos serpenteando.
Si objetas nuestras inquietudes, displicentes oyentes
soliviantaremos.
Si ululas, das ansias frenéticas; recuerda iniciar con algunas novedades, altos sonidos.
Esa xenófoba contó lúgubres, absurdas mentiras. Algunos clientes ignorantes odiarán nuestras empleadas
sudafricanas.
Sus últimos besos resonaban estrepitosamente, pues tronaban inquietos como inmensas aspiraciones, mientras ella no toleraba exclamaciones.
Suelo imaginar nuestro encuentro: si te entregas silencioso, inspirado, caeremos abrazados
subrepticiamente.
Estoy sintiendo tu úlcera, podría identificarla dándote ondulaciones
sinestésicas.
Nunca estuve contratado informalmente, ahora me están ninguneando. ¡Tontos! ¡Estúpidos!
Si un cretino urde mentiras, búrlate. Indignado, resolverá alabarte
neciamente.
Soy alguien lascivo, venéreo. ¡Amárrense, damiselas, o
sucumbirán!
Nunca amamos con irreverencia oculta, no amamos lánguidamente. ¡Estamos salvados!
Edificios sin techo rodeaban el malecón; eran cuarteles inhóspitos en ruinas, orgullos
nacionales.
Ayer sentí esa suave ilusión nuevamente. Antiguos reparos me
estremecieron.
Soñé imposibles liturgias, unos extraños tramaban
asesinarme.
Soñé ojos lozanos, luminosos, ojos zarcos... Ansié nuevamente tu exquisita silueta.
Entre xilófonos que ululaban incesantemente, sentí iluminarse tus ojos
sollozantes.
Soy extraño, definitivamente un caso incierto. Es natural despotricarme olvidando modales exquisitos.
Así recuérdola: incansablemente dándose, oficiosamente
seduciéndome.
Sin agua los días resultan
áridos.
Óyeme, si comes uranio, roja orina
saldrá.
En nuestro funeral eligieron ropajes muy
oscuros.
¡Órale! Jamás estuviste tan enfermo.
¿Odiarme, dices? Ingrato,
ojete.
Estoy sintiendo tu indiferencia. ¡La odio!
Sus argucias banales iniciaron acrónimos mediocres. Él no tiene
estilo.
e., supiste trastornar ostentosa, monstruosamente, aquella cadena anterior. ¿Lo entenderán
sabiamente?
Saborear insípidas empanadillas me produce retortijones
estomacales.
Admitido, mal acrónimo; renegado, intenté levantarlo, lo odiaré
siempre.
Ayer pude arreglar roturas en nuestros trajes
amarillos.
Así me amaba, royéndome.
REGLA 3: La oración anterior tiene errores.
Al parecer, aun reditúa ese negocio tenebroso: amar.REGLA 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Óyeme, Jesús; intenta no espetar gansadas repetidamente, aparenta.
Estoy seguro, contigo añoro reírme; me inspiras emociones níveas, tú,
ojinegra.
Sospechamos ideas nocivas. Cuidadosamente, elegimos reprimendas altamente maliciosas. Esos niños tendrán escarmiento.
Ombligos, los adoro
sinceramente.
¡Sí, idiota! Lo encontramos nadando contra inclementes olas.
Sábados en Xochicalco, ustedes amábanse livianos, en
silencio.
Siento ese xerez untado a la espalda, sofocante.REGLA 9: Las frases deben contener únicamente palabras que se encuentren en nuestra referencia máxima. (O que sean globalmente conocidas)
Soy una reverenda ramera, ejecuto abundantes lamidas íntimas. Suelo tener aventuras sexuales.
Retomamos elementos y escenarios
surrealistas.
Osaremos reír ante reyes.
Ayer supe que un energúmeno robó oro, sólo
oro.
¿Sientes alguna bondad? Ojalá recapacites, eres
asqueroso.
Odio los inmensos salmones que un enano astuto
saborea.
A mis inseparables gatos
amo.
Sus ideas no contienen elementos razonables; absurdas son.
Esas xilografías tan artísticas son intentos abortados, denme opiniones
sinceras.
Seremos amantes; consolaremos resentimientos internos. Frecuentemente intentaremos coger. Amándonos nuevamente, dolores olvidaremos, totalmente extasiados.
Sentí una calamidad invadirte, ahora
sacrificándote.
Secretamente, esas morochas eligieron jugar a besarse aleatoriamente. Sucias.
Sola, intentaste no ufanarte; o sea, aburrirte
semejabas.
Se aburrió la vedette, amigo. Debemos ofrecerle ron ahora.REGLA 3: La oración anterior tiene errores.
Siendo idiota nunca usé otra salida auxiliar salvadora.
REGLA 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Oyendo buitres tengo expertas nociones de rapaces ágiles,
sinuosas.
Siempre insistes... Entiende, nunca tendrás amor, ¡nunca lo obtendrás!
Odio domesticar alcornoques.REGLA 3: La oración anterior tiene errores.
¡Sí! intenta escuchar nuestro tema, apreciar nuestra lírica oda.
REGLA 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Señoritas, oigan
rock. Podría revolucionar el sistema. Inténtenlo, vívanlo, ¡así,
siéntanlo!
El xenófobo profesor lo observó; sospechaba intrigas violentas, ocultas, sorpresivas.
Dos estudiantes borrachos intentaron darle al maestro exámenes nitrogenados, terriblemente
explosivos.
Estoy soñando puras idioteces raras, ininteligibles. Tengo una ansiedad lasciva inaudita, debo automedicarme debidamente.
Ambos decían odiar la envidia. Sólo con entusiasmo notarán tu
espiritualidad.
Espero sepas perdonarme; era rebelde ayer, niño zarabandista,
adolescente.
Ahora puedo agradecer cada iniciativa benévola. Lamentablemente estoy muy enojado, no tengo esperanza.
Estas xecas te recordarán aquellos ñoquis añejos: regurgitarás
apaciblemente.
Ríes, incauto; no oyes cuando el rifle opera. Nadie te
extrañará.
Oscuros días: intento amanecer, mas olvido
ser.
El xenófobo persigue rumanos en su aldea, riendo. Lo
odiamos.
Esas tetas erectas realmente necesítolas aquí, me enardecen, no temo expresarlo.
Sólo ahora, cuando repito incansable fugas incandescentes como amores nuevos, disfruto. Ojalá tocara
eternamente.
Ay, tonto roedor, ocúltate. Con inyecciones dolorosas abusivos doctores experimentarán,
sacrificándote.
Esos siete cabrones atacaron pérfidamente. ¡Asesinos... tontos! Odio recordar infames
atrocidades.
Siete astutos gatos al zorro mataron. Esquinado, no tenía
escapatoria.
Acrónimos creativos realizaremos, olvidaremos nimiedades insensatas. Memorizaremos oraciones sagazmente.
Santa Olavia, bendícenos ahora, reescribiremos los
acrónimos.
Silbando ingeniosamente me unté la teta. Así ningún energúmeno osará
sobarla.
Siempre enardecida, gozó masturbándose en nacarados tálamos, así disfrutó orgasmos simultáneos.
Siento esta náusea terrible, infame. Mis intestinos están negados, tienen organismos
segmentados.
Es notable tu entereza, realza olvidados
sentimientos.
Amada damisela mía, innumerables noches inclementes sueño tenerla, rodearla abrazándola, retenerla meses
enteros.
Escapé nuevamente, ¡joder! Una nueva droga intentaron
administrarme.
Supuestamente éramos dos, unidos con
enjundia.
Su escote le envidian; causa tanta admiración... Seduce.
Antes creías admirar razonables ideologías. Casi invadiste antiquísimas reformas nacionalizando oposiciones
selectas.
Oímos bonitas sinfonías con ella; necesitábamos
acariciarnos.
Sí, obséquiame nueva indumentaria degenerada,
obscena.
¡Oh, bendita época! Disfruto enormemente caminar entretenido.REGLA 3: La oración anterior tiene faltas.
Si osas negarte, irás desatarás. ¡Obedece!REGLA 1: La oración tiene faltas de ortografía
Sabes amar, no te intimida guiñarme. Una advertencia: nuestro Dios odia señoritas entregadas.REGLA 1: La oración no es acrónimo de la anterior.
El xilófono cuesta exageradamente: doscientos euros. Nunca tendré ese sonido.
Si ayer nuestros tíos imaginaron ganar un ánfora nueva, debieron ofrendar sus
excedentes.
Esa solitaria puta languidece entre nardos, dolorida invoca dioses oscuros santiguándose.
Suave eres, por tu imaginación elévanse maravillas brillantes, retoños
espléndidos.
Estuviste mirando otras chicas, imaginaste otro noviazgo en
septiembre.
Soy un coqueto, un macho bien ilustre. Siempre tendrás
emociones.
Otra inimaginable sensación te estremeció. Inmóvil,
sucumbiste.
Olavia sostiene teorías extravagantes. Olavia las ofrece gratuitamente. ¿Oísteis?
¿El xilórgano te rompió algunos ñudillos? ¡
Osteólogo!
¿Amándonos? Mi alma, no digas obviedades. Te
extraño.
Añoro las mañanas
amándote.
Así das miedo. Inspiras temor, estás lela,
opa.
No eres gran repostero,
admítelo.
Oye, xenófobo imbécil, ¿me oyes? ¿Rubia o
negra?
Estuve saliendo con aquel rubio. Me inspiró este nuevo, terrible
oxímoron.
Resbalaron al pisar intempestivas dos alfombras mojadas. Esas niñas tendrán
escarmiento.
Si eres ñato, olvídalo
rápidamente.
Obleas blancas se ofrecen leyendo el Testamento. Amén,
Señor.
Soy orgullosamente ñoña, adoro nuestras discusiones
obsoletas.
Obispos rumanos declamaban incoherentes narraciones. Alguien roncaba, inmodestamente apacible,
soñando.
Esperé mucho para entregarte rosas
ordinarias.
Su única fuente informativa contenía incontables errores. No tipográficos,
empero.
Siento algo bastante inmediato, elijo no darle atención
suficiente.
¡Santísimo, esas ñoras olorosas resecan, irritan! Tómalas a
sabiendas.
Sabrás a quien untar; elegirás a muy obsequiosas
señoritas.
¿Zafiros, oro? ¿Qué utensilios encontraremos? Tumbas egipcias
saqueamos.
Eran simples, tontos, unos pobres idiotas. Dos eran
zoquetes.
Olvidaste las viandas, inútil. ¡Derrochas
estupidez!
¡Seré animal: letra valiosa
olvidé!
Revolución emancipadora, victoria obtendremos luchando. Unidos con insurgentes ofuscados, nadie estará salvo.
Somos obreros bolivianos, rebeldes. Exigimos vacaciones, intensas vacaciones. Inventaremos
revoluciones.
Ofrezco bebidas. La idea gusta a chicos imbéciles, obnubilados. No esperan
sobrevivir.
Salimos a bailar el lunes. Odio tener otras dolorosas
obligaciones.
Olvidaste barnizar las elegantes alacenas,
sabelotodo.
Es mentira; parece ayer cuando hacíamos
obleas.
Soy orgullosamente bonaerense, repito infaliblemente algunas máximas enigmáticas. Nunca tengo empacho.
Sí, uso bellas lámparas. Ilumino mis espacios
sobriamente.
Estoy lelo en vacaciones, es maravilloso observar nalgas. ¡Oh, sublimes!
Estás lavando el vaso equivocado, mentecato. ¡No ostentes senilidad!REGLA 1: No es acrónimo de la anterior.
Llévame allá, valiente aeromoza... Roma, Tokio,
elevémonos.
Sí, encamando novatas superarás algunas complicaciones íntimas. Onanistas novatas amarán
lavarte.
Siente este culo, ¿único, no? Dale algunas rozaditas, irrítalo. Olerá
sensacional.
Acá pelotudos abundan, buenamoza. Unos lavan, limpian; algunos no tienen estudios
secundarios.
Ayer decías odiarme. No dudes en quererme: unidos imaginaríamos escenas realmente
apabullantes.
Adiós, lozanos amigos, buscaré al maestro
adondequiera.
Soy Alabama; la tierna, agraciada, respetable, lindísima
Alabama.
Señores, odio la infame letra "o". Quisiera ultrajarla, imposibilitarla o
saltarla.
Ondulantes palabras alegran los encuentros. Sigo creyendo en nuestros tiernos, encantadores
soliloquios.
Olvidé siete canicas; unas rojas,
opalescentes.
Ayer jugamos en nuestro jardín
oscuro.
Oye, loca, al vino inyéctale
ajenjo.
Éramos necias a morir, odiábamos reconocer aquellas mentiras inocentes. Ellos nos temían,
Olavia.
Eres mía, olvida cuantas insensateces oíste. Nadie aquí refutará mi
enamoramiento.
Sabías abrazarme, besarme, iluminar alegremente mis espacios. No temías
emocionarme.
Ordenemos sus cucharas, usando los ojos
sabiamente.
Estoy solo por imaginar grandes amantes dándome
ósculos.
Estuve saliendo con una chica holandesa, alta, de mentón
espigado.
Olorosos claveles os traigo,
escuchadme.
Ese xilófago creció ingiriendo tanto ocote.
Ay, linda, eres graciosa, robusta, efervescente. Me excitas. ¿No te
excito?
Estoy nadando con algunos nuevos delfines ibéricos, luego andaré recordándolo alegremente.
Si oras repetidamente, planteando ruegos estremecedores, se iluminará velozmente aquella majestuosa estrella. No te
encandilará.
Semejantes individuos no valían el recio galope: un espadachín nativo zigzagueó, acabándolos
sorpresivamente.
A galope recio arribaron cuatro individuos, avisándonos de asaltantes
sinvergüenzas.
Observábamos las aves; volaban inmutables,
agraciadas.
Imagino, no sueño. Olas magentas nos iluminan,
Olavia.
Soy opa, boluda. Repetidamente estudio, no obtengo muy buenos resultados. Estúpida
soy.
Este sexo caliente representa un problema, usemos los obligados
sobrenombres.
¡Oye, bellaco! ¡Sírveme, estúpido! Sí, instílame vino abundantemente. Me embriagaré; no tendré
escrúpulos.
El nuevo vigilante intenta descubrir innombrables ociosidades siguiéndonos
obsesivamente.
Obediente limpiaste vitrinas. Imagínate destruyendo antigüedades soberbias, trapo
envidioso.
Orgullosos reíamos, gozábamos untándonos lodo. ¿Lo
olvidaste?
Nadie es ganador aquí, nadie detenta o libera
orgullo.
Esa mañana osé comentar indecentemente: odios nigrománticos alimenté. Bromeo ahora,
negándolo.
Observo inmaculadas galletas, ayer no me
emocionaban.
¡Oh, dioses idiotas,
óiganme!
Investigué maravillosos buques, embarcaciones canadienses inimaginables. Las estudié
solo.
Alabama quiere ultimar
imbéciles.
¡Oh! La vida inmoral de Alabama dejará imbéciles zafacocas
aquí.
Ayer parecías odiosa y
olvidadiza.
Soy empleado ñuco, obrero roto, incompleto. Tiéndanme
apoyo.
Se enojó ilustre
señorita.
Elocuentes señoras contaban relatos urbanos, por una limosna o
seis.
Si inspeccionas levemente esa negra cómoda inglesa, observarás, seguramente, algunas mudas eróticas. Nunca tuve
escrúpulos.
Ocúltate, padre, estas redadas acabarán. Con ideas opresoras nos exilian
silenciosamente.
Odio realizar
operaciones.
Ofrecías llevar franceses a Tobago en angostos navíos de
oro.
Ocúltate con urgencia; los tusos están muy ofuscados, salieron ladrando,
olfateando.
Somos amigos diferentes, irradiando sexo... mejor
ocultémoslo.
Sólo ese negro ostenta
sadismo.
Sus inquietantes nalgas imagino. Estoy soñando tetas, recuerdo olorosos senos.
Su áspera lengua acaricia mi entrepierna.RE
GLA 3: La oración anterior tiene errores.
¡Sácalo idiota! No intentes estirarlo, ¡se te romperá! ¡Opa! ¡Salame!REGLA 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Si osas secuestrarla, ocurrirán
siniestros.
Odio sacar conclusiones, uso razonamientos obvios,
sosos.
Es feo escribir con Tyria: inventa versos
oscuros.
Sufrí un breve rapto; el pobre tipo intentó cobrarme; insistió agresivamente. Me excusó: no tenía
efectivo.
Oraciones raras escribimos. Jugábamos acrónimos
subrepticiamente.
Solventes olisqueamos, luego volamos entre nubes tacuacas, admirándonos las
orejas.
Sí, amor, tu inminente salida facilitará algunas conclusiones. Cuando inventes otro nuevo embrollo, solvéntalo.
Si alguna tarde, inspirado, su fuerte ansiedad comenta, encantados recordaremos nuestras oscuras
satisfacciones.
Siempre apresuras lerdas, imbéciles opiniones.REGLA 3: La oración anterior tiene errores.
Se acercó tímidamente, intentó sacudir frenéticamente aquél cuerpo en reposo. Nuevamente ofuscado, salió.REGLA 2: La oración tiene faltas de ortografía.
¿Omitiremos besarnos santamente? Creo entender, no intimaremos, daremos amor demoniaco esperando satisfacernos.
Otro día intentaremos acariciarnos no diciendo
obscenidades.
Si algún baboso ataca, dormiremos odiando.
Siempre odié representar papeles ruines. Espero no desilusionarme en nuestro teatro este
sábado.
Sugiero un gran evento: rosas en nuestros techos, explosiones
sorprendentes.
Sus amigos le trajeron obsequios
sugerentes.
Sólo algunas bailarinas intentarán aeróbicos
saltos.
Algunos lobos aúllan bellamente. Atiende: ningún zorro aúlla, ¿
sabías?
Se alzan nuestras tristes
alabanzas.
¿Oyes festejar? ¡Es Navidad! ¡Sígueme, intentaremos ver a
Santa!
Señores adustos bailaban, rezando oraciones satánicas,
ofensivas.
Ofrecí riquísimas tartas ovaladas, glaseadas; repostería artesanal finísima. ¡Imagina cuánta azúcar! ¡
Sabroso!
Oye, ¿sabes cómo utilizar reglas
ortográficas?
Oscureció lentamente. El ocaso sucedió.REGLA 3: La oración anterior tiene errores.
Ofuscado sobo cuerpos untando raros óleos.REGLA 1: La oración tiene faltas de ortografía.
Otro día increíblemente
oscuro.
Siempre encuentro noticias tremendas: innumerables muertes, intensos enfrentamientos, necedad, tanto
odio...
Algunos genios nauseabundos ostentan saber todo. Ignoran cada alegre
sentimiento.
Odio decir idioteces o sandeces agnósticas.
Opera con una lentitud tan
odiosa.
Llueve, luego escampa. Vuelo alto, siempre entendiendo lo oculto.
Es solamente para aquel ñandú overo. ¡
Llévaselo!
No uses esa vara, ahí meteremos el nuevo telón español.
Si alguien logra tirarlo, algunos boxeadores alardearán
nuevamente.
Eran nuevos. Con unos extraños nombres. Temblaban, reían o
saltaban.
Avíseme cuando tenga una agenda libre. Madamisela, extraño nuestros tórridos
encuentros.
Obro bien remunerado
actualmente.
Su ubérrima jerga extenuó, terminó arruinando la
obra.
Si el ñandú orina, remojará intensamente todo. Átalo,
sujétalo.
Ser irreverente conviene. Odiosos timoratos impugnarán cuando ofendamos
señoritas.
Se ofrece recompensa por recuperar especímenes sibilinos. Absténganse
sicóticos.
Estoy gozando, ¡oh! Íntimamente sigo teniendo algunas sorpresas.
Santo arcángel, no tiembles, ilumínanos. Fuerzas invisibles concatenan amenazas malignas,
egoístas.
Amor mío, insisto: suelta tus anhelos, desnúdate, embelésame,
santifícame...
Esperando se pasan eternidades; rogando a nada, zozobran
amistades.
Si ese soldado ubica debidamente a mi enemigo, no tendré
esperanza.
A los que usan impermeable les admiro reconocer lluvias antes,
sesudamente.
El socio compró acciones; pero alguien tuvo otra rara idea:
alquilarlas.
Entre xilófagos abejorros goza el ratón australiano. Devora, alevoso, maíz entero; no tenemos
escapatoria.
Estoy temeroso, estoy realmente nervioso... Aquí moriré, es natural temer exageradamente.
Ninguna utopía es válida
eternamente.
Ochenta baúles enormes dejaron en casa; encontré
nueve.
Acátalo con entereza porque todos
obedecen.
Si el carro arranca, lo
acepto.
Siempre intentas navegar con aguas terroríficas. Esta goleta obsoleta, renqueante, está mereciendo arreglos. Tiene intensas cicatrices. Arréglala,
sécala.
Oigo frecuencias radiales, emisiones clandestinas escucho. Reporteros terroristas expresan lascivas opiniones
sincategoremáticas.
Zapatos ortopédicos recibí. Rehuso
ofrecértelos.
Ahora ungiré delicadamente al zorro.
Su aura brilló, incluso durante un rato, intensamente
audaz.
Siempre es notable saber iniciar buenas labores; es realmente interesante alcanzar sabiduría.
Odio sus torpes escándalos, no tolero oír sus odiosas
sensiblerías.
Soy el cruento asesino, no duele obtener lagrimeos ostentosos.
Olisqueo rosas que un estío sereno tiernamente aportó.REGLA 3: La oración anterior tiene errores.
Si este caballero ayudara, nadie dejaría abandonada la orquesta.
REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
Sí, utópico boludo, tu intento titubeante último lo obstruyó,
secándolo.
Se escriben cartas, recetas, extensos tratados o
subtítulos.
Seductores odiosos no saben ocultar
secretos.