ACRÓNIMOS
Sublime exposición diriges aunque nadie te
entiende.
Algo pasa. Llega ahora un sospechoso olor
sedante.
Si abren las orquídeas, nosotros estornudaremos silenciosos.
REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
Escribió nuevas sonatas; esperaba ganar una infinidad de
aplausos.
Subamos al loco tren, aunque regresemos
enseguida.
Esperando no encontrar retaliación grotesca, ilegales acrónimos
saltaré.
Susurró una canción ucraniana, la encontraba novedosa, casi idílica. "¡Ah!", suspiró.REGLA 3: La oración anterior tiene errores.
Estamos necios en revolver grenetina, intentando alcanzar suculencias.REGLA 2: La oración tiene faltas de ortografía.
Sabes, una blanca línea inhalaré. Me encuentro medio ebria, necesito tener
energías.
"No olvides valorar el día a día", exclamé
sublimemente.
El lector eligió cuentos canarios intencionadamente. Obtuvo
novedades.
Sedújole elefanta grandísima. Uniéronse realmente: arreglaron matrimonio. (Ella no tuvo
elección).
Ofrecieron, felices, embalsamar nueve dioses indios esa noche de octubre. Lo olvidarán,
seguramente.
Anoche unos xenófobos insultaban lituanos inmigrantes,
ofendiéndolos.
Siento ansiedad, temor. Imagino seres feos echándome coprolitos hediondos.
¡Auxilio!
Omití varias acciones con intención onerosa. No estoy
satisfecha.
Entusiasta, miré pasar al cortejo, haciendo
ovaciones.
Estoy sumamente temeroso, raras alimañas tienen espeluznantes garras, inmensas cabezas. Ahora me esconderé, no tendré
empacho.
Si obtenemos buenos resultados, es seguro adelantar las deudas retrasadas
estratégicamente.
No olvidaré vacacionar en Dinamarca o Suecia, así
sobresaldré.
Nadie en Ghana adora Navidad, dicen odiar mariconadas eclesiásticas.REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior
Orquesta banal con excesos casi anómalos. Creo imágenes orgánicas
novedosas.
No entiendo, ¿ganan algo negándote? Déjalas, olvídalas; merecen
eso.
Odiosas viejas ululaban lascivas ayer. Cogían insatisfechas olvidándome,
negándome.
Obstetras rumanos querían usar ese sistema tan actual de
ovulación.
Ocasionales conversaciones alimentaron su orgullo.REGLA 1: La oración no tiene como acrónimo la última palabra de la frase anterior.
Recuérdame ese cuento infantil, bien
orquestado.
Recostado, espero cada intensamente bello ocaso.REGLA 1: La oración tiene faltas gramaticales.
El nuevo tendero eligió no darme el
recibo.
Oprimidos con alcohol, sin intenciones orgásmicas, no alteran la mente en nuestro tardío
entender.
Salimos unas semanas, pero intentó robarme
ocasionalmente.
Oigo voces. Ahora comprendo indignada onerosas necedades, elaboradas mentiras. Ofendida,
suspiro.
El perro invencible se olisquea debajo, imparable. ¡
Ovacionemos!
Espasmódicos sollozos, tristes recuerdos, emociones perdidas. ¿Ideaste todo, o simplemente aconteció mecánicamente este nefasto, traumático
episodio?
Sus espasmos repetidos están notables, ahora mismo esas nalgas tiemblan
estrepitosamente.
Su última semana pasó entre nevados días, ideando dónde ocultarse
serenamente.
Siento esto, duele intensamente, es natural. ¡Tantos acrónimos
suspendidos!
Siento el cuarto rodando, evitaré tomar oporto
sucesivamente.
Arqueólogos recorren ruinas aztecas; inocentes, gozan al descubrir antiguos
secretos.
¿Saben esos ñoños organizar
regatas?
¡Ah, Recuerdos ruines atrajiste! Ignorar grotescas alimañas desearía. ¡Ayúdame,
Señor!
Siempre aceptamos, temiendo atacar nuestras infantiles creencias
arraigadas.
Infantes levitaban unas sartenes, impresionándonos. Oscura necromancia, es
satánica.
Sol, arena, cervezas... añoro reposar indefinidamente
así.
Advirtió rudamente que utilizaría el "ogro loco". Ofendido, gruñí iracundo: carta adversa
sacaría.
Otros lugares vi, impactado. Días, atardeceres dorados, impresionantes zonas
arqueológicas.
Respétalo, él fue realmente amable. ¿
No?
Ningún anciano cuenta ese
refrán.
Significativos odios borró rlrm al
nacer.
Espero suprimas tus orgías matinales, acentuadas cada amanecer. Los excesos
sobran.
En serio, tienes inusitados, raros problemas
estomacales.
Sus espermatozoides nadan surcando úteros. Aparentemente los mantenía entrenados. No tiene
estirpe.
El novio tuvo una sensación inusual: ansiaba sodomizar madrinas ataviadas dulcemente, orladas
sensualmente.
Sóbame, acaríciame la vulva, amante. Juguemos eróticamente. Masturbémonos emocionados. Nos toquemos
entusiasmados.
Soy adicto, disfruto inyectándome; consumo opio
salvajemente.
Sacúdeme, apriétame, no temas. Usa algunos raros, incitantes objetos
sádicos.
Esos xenófobos causaron líos: ultimaron sirios, iraníes; volaron ocho
santuarios.
Si olvidas llamarme, asno, puedes apaciguarme de alguna manera: entregándome novedosos trajes
exclusivos.
Antialérgicos no teníamos inventariados. Amablemente le explicamos razones. Groseros insultos callaron, ocultándose
solapadamente.
Siempre obtengo buenas reacciones en mis amigos. Necesito encontrar remedios
antialérgicos.
Adquirí tótem antiquísimo. Recapacité, devolví esa cosa enseguida: realmente espantaba
sobremanera.
Sereno, estoy recordando el navegar ante tórridos
atardeceres.
Estaba sentado, tomando inigualable malta agria. Repentinamente, insoportables animalitos me ofrecieron
serenata.
Simples actos te irritan. Si fueras amable, conseguirías encantarnos. Respetuosos, te
estimaríamos.
Siento una erección lasciva, ofrezco
satisfacerte.
Sueño una eternidad libre. ¡Otórgamela Señor!
Sólo ociosos cerebros intentarán encontrar datos aplicables. Dominarán estos
suelos.
Espera sentado por esta realidad: algunos nuevos zánganos atraparán
sociedades.
Así piensan algunos, resignándose. Empero, conservo
esperanzas.
Ahora nadie analiza las ideas. ¡Tanta ignorancia corrosiva
aparece!
Deprimido, inició odiada sesión
analítica.
Ofuscado, besé en su inmensa diadema, adorada
diosa.
Al comer esquites, piénsalo, te adjudicarán
obesidad.
Antes había oportunidades raras.
Acéptalo.
Naviero egoísta. ¿Cuánto esfuerzo sin ilusiones? Todos a babor. ¡
Ahora!
Redondas esferas púrpuras rodaron onde bailaban ansiosas condesas; ilusiones oníricas
necesitaba.
Estrepitosos xilófonos te regalé. Arrugadas ñatas anunciaban
reprobación.
Sabio ornitorrinco, nos auguró tantas
alegrías.
¡Ruge, ogro malo! Ahora no cantes esa
sonata.
Ríes al besarme, ilusionada. ¡Ay,
romances!
Eléctrico xenón, tus rayos, alucinan ñandúes a
rabiar.
Olvidar lo vivido implicaría decir adiós, recomenzar, mentir,
extrañar.
Nunca entendí cómo intentaste
olvidarme.
Salgo a la terraza a bailar ahora,
necio.
Salimos al terreno imparables, sosteniendo fuertemente al centro cien insignias, ondeándolas. Nenas excitadas
saltaban.
Amor, sospecho que últimamente esperas al nuevo Dante. ¿Olvidaste nuestras orgásmicas satisfacciones?
Dos enjutos sacerdotes fueron al lago, les excitaba chapotear. Emocionados, rodaban impúdicos,
asqueándonos.
Dime entonces sensible fada: ¿alguien lejos lo espera? Cuán enorme razón, ínfima
agonía.
Si intentaras nuevamente, conseguirías emocionarme. Rendida, indefensa, de amor
desfallecería.
Simpáticas escenas nacen tiernamente ilusionándote. Mantienes infelices esperanzas notando tanta ofensiva
sinceridad.
Si e. no tuviese interés, muchos idiotas estarían negociando tus ordenados sentimientos.
Siento odio, lo intento teorizar. Así, razonando, incluso arreglo
sentimientos.
Sedosas unturas aplicaban vacuas especies
solitarias.
Sincera osadía felina: imaginando sonidos tiernos ideó caminos alados, devorando abrazos
suaves.
Sólo avispadas mujeres urbanas reaparecerán ante ideas
sofisticadas.
El galante inglés donó armaduras
samuráis.
Sobre oleaje ligero levito olímpicamente. Zapatos afuera, nadando desnudo... ¡
Olé!
Reyes onerosos deberían estar ocultos
sollozando.
Ogros raros atacaron
rodeos.
Saquemos incienso. Levitemos en nuestro corazón. Intentemos
orar.
Ahora murmuro oraciones. Rezo en
silencio.
Esa xeca ilustrada sufre traumas eróticos. No consigue idealizar
amores.
Es nuestro amor mentira. Odiosas relaciones, aborrezco su timorata
existencia.
¿Ingeriste napalm? ¿Derramaste el suelo con residuos intravenosos podridos? ¿Te inyectaron basura líquida en miembros estirados? ¡No! Te
enamoraste.
Sufrí
indescriptiblemente.
¡Entremos! ¡No te rajes! ¡Ándale! ¿
Sí?
Sórdidos tugurios rebosan inmundicias. Porquerías te esperan allá si
entras.
Alternando voces, injurias entonaron soezmente: alegre
striptease.
El xenófobo insistió. Guarda intenciones
aviesas.
El xilofonista puso la intensidad que un extraño neozelandés seborreico
exigía.
Oigo rumores incesantes en nuestra tertulia. ¡
Explíquense!
Sollozo ante las terribles, abrumantes noticias de
Oriente.
Sí, el ñandú observa rápidos antílopes
saltando.
Soy un sucio pornógrafo, infame robachicos. ¡Ocúltenlos,
señoras!
Suaves alegrías causan risas, iluminando largas esperas. Gozosa, oigo
suspiros.
¡Sensato orador! reteniendo tantas imágenes lúgubres, escoges gritar insultos odiosos
sediciosamente.
Siempre están naciendo timoratos insensibles. Me indignan. Están negando tus oscuros
sortilegios.
Ojalá curando úlceras, laceraciones, tuvieras otros
sentimientos.
Sabes ilustrar narraciones sin evitar novedades. Tienes increíbles dones
ocultos.
Siendo actor, celosamente repaso insulsas líneas, exclamando, gorgoreando obras
sinsentido.
En su collar ahora brillan rubíes. Oropeles son oros
sacrílegos.
Nunca utópicas esperas viajaron angustiadas mientras estabas navegando terrenos
escabrosos.
¿Será una fiebre? Recibe examen
nuevamente.
Sol incandescente, luminoso, enciende nuestros corazones, inflámalos. Oscuros,
sufren.
Ofrecí figuración, esperando respuesta. Terminé acatando
silencios.
Señores inversionistas, me place anunciarles tres importantes, cuantiosas
ofertas.
El niño aquel reía dando espasmos chistosos; era
simpático.
Oigo furias urdidas, siento cabreos a raudales.
Me enardeces.
No intentes, ñandú,
ofuscarme.
Sembraste imperdonables trampas urdiendo aleves celadas. Irradias oscuridad,
niño.
Ignoraré mis pensamientos; resistiré estas cabronas ansias cada instante, olvidando nuevamente esta
situación.
Acongojada, lancé lúcidas
imprecaciones.
Rehusé intentar subir
allí.
Seis ilusas locas bebieron aquella
risa.
Actúas como en película tailandesa, arrugando ridículamente los
ojos.
Ante su típica resistencia, opté no opinar; me irrita
aceptarlo.
Neptuno, Urano... ¿lees
astronomía?
Su estrategia, decía un comensal, es
nula.
Sobre el mantel, algunas naranjas abiertas
seducen.
¿Sientes este miembro? ¿Ábrete, nena, así,
siéntelo!
Negué aquel rencor durante ocho
semanas.
Soy un fino romántico, ilusionado recojo algunos
nardos.
¡Nunca! Ustedes escriben solamente tonterías. ¡Retírense o
sufrirán!
Obviamos rectificar graciosos acrónimos, ¿no? ¡Idiotas! ¡Zoquetes! ¡Ay! ¿Cuándo ignorarán olvidos
nuestros?
Ridiculizaste un gran ícono en nuestra decente
organización.
Soñaré obsesionado, ñampeado, amaré
rugiendo.
Dame intensamente amor, mi amado. No te inhibas, no olvides
soñar.
Nuestro elegante gato agachose, totalmente inmóvil, viendo intrigado dos abejorros
diamantinos.
¿Oliste la verdad impregnada de aromas
refrescantes?
Ninfa, olvida todo. Inténtalo fermosa ignota; créeme, así recuperaremos tu espíritu, logrando olvidar.
Ocurren crímenes asiduamente. Siento indicártelo. Odio
notificártelo.
Sí, aciertas: buena energía rodea la
ocasión.
Enemigos no existen. Muy interiormente gozas al
saberlo.
¿Será? ¿Urdirán baboserías letales? ¿Escribirán venenosos acrónimos, retando susceptibilidades
enemigas?
Razonar así, zoquete, originará nuevas agrupaciones militares. Incluso estos novatos torpes osarán
sublevarse.
Derrotado estoy. Resquebrajado, reprimidamente oculto tras adversos
razonamientos.
Nadie esperaba ganar. Ante tanto interés, vinieron decisiones increíbles. ¡A
derrotar!
Roído entusiasmo fomenta lloriqueos. Esta xeca insignificante ostenta
negatividad.
Sólo obtengo ñames ajados. Dame otra
reflexión.
Obsesivamente borras juramentos enredando tristezas, odioso
soñador.
Entre sus pertenencias, encontraron raros
objetos.
Siento orgasmos rápidos pensando repetidamente en nosotros. Desde esa noche, te
espero.
Es necesario tener inmediatamente ese níspero dorado. ¡Es
sorprendente!
Iniciada nuestra sociedad, acepto comerciar inteligentemente. Acepto balances libres. ¿
Entiendes?
Si arreglo la alacena, dormimos apretaditos, ¿
sí?
Rogaré inclinado: ¡Dios, ilumíname cuando unja las arepas
saladas!
Aquella tarde apareciste realmente desesperada. Exclamabas cosas estúpidas,
ridículas.
Admiré belleza sin ofensa, léase un terrible
atardecer.
Ahora me buscas un lindo apartamento nuevo con intimidad
absoluta.
Zocas (alcoholizado) recibiste zurra. Unos exclamaron: ¡Llamen
ambulancia!
Elijo morir bailando, riendo. Iré a gozar una excelente
zarzuela.
¡Ah! La compostura olvidé, hice obtusas locuras, ingerí zumos alucinógenos. ¿Recordarán mi
embriaguez?
Sin ímpetu me puse a tomar, intentando
alcoholizarme.
Acércate, mi intensa gatita,
olfatéame.
Siempre intentas mantener posturas ambiciosas. Tratas inútilmente
amigo.
Si usas blanco yo usaré gris azulado. Detesto aparentar
simpatía.
Recreo estos momentos. En mis banales recuerdos, alguna nube zarandea almas
subyugadas.
Sin esperanza de unir cuentos, tampoco ordenaremos
remembranzas.
¿Eres xenófobo? Cuidado, intuyo tus actos con intenciones odiosas. No eres
seductor.
Amor, ronronéame tiernas excitaciones.
Sobre utópicos suelos creaste rígidas impresiones, bello
arte.
Sensatamente obviaré las involuntarias locuras ortográficas que un ilustre opositor
suscriba.
Sufro obscena locura. Imagino la oligofrenia que últimamente invade oscuros
senderos,
.
Serán inútiles los esfuerzos. Nefastamente caducarán, inertes, olvidados
soliloquios.
Solamente intento luchar, esmerarme, no con idealizaciones o silencios.
Somos extraños. No sabemos amar con intensidad o no entendemos
silencios.
Suciamente intentarás lastimar ese, nuestro corazón idiota. Odio sembrarás ofuscándonos sensaciones.
Los ancianos una radio encendieron. La escucharon
silenciosos.
Si él no sale a cantar inmediatamente otro niño adquirirá
laureles.
Olvidaré mis innumerables novias. Obviamente será algo
sensacional.
Sólo obtuve laceraciones, dolores agudos, desgracias
ominosas.
Al caer recordarás, obsesivo, batallas antiguas. ¿Cuántas ilusiones alcanzaste,
soldado?
Otra fanática insegura cae intentando nuevas
acrobacias.
¡Siempre aseo cada utensilio desagradable en la
oficina!
Odio realmente que uses ese sucio trapo azul. ¡
Sacúdelo!
Oigo sentidos temas en nuestro tocadiscos. Oigo sensacionales
orquestas.
Ojalá borre su escrito ruin, vanamente
ostentoso.
Solamente una fingida risa
observo.
¡Siempre están diciendo idioteces! ¡Entiendan! No tengo ánimo...Sufro.
Retos extravagantes tomaría aceptando desnudas ofrendas, recibiendo amantes
sedientas.
¿Armarías monstruosas orgías
retadoras?
Organizaría fiestas escondidas retando tu
amor.
Sexo en nauseabunda tierra infértil: ¿Rechazarías la
oferta?
Orgasmo: risas, gemidos, ansias. Solo muerto odiaría
sentirlo.
Sobrios, intentamos lascivos estímulos. No conseguimos inefables
orgasmos.
Al mimo ofreciste rumbear, olvidando su ascético
silencio.
Escogió xilografías tailandesas, rebuscó antigüedades valiosas, adquirió gallos aguerridos. ¿No comprendes intenciones
amorosas?
El navegante tailandés entrega nuevas diademas; intenta satisfacer tu extravagancia.
Ostentoso lunático venezolano, insoportable dignatario arrogante, narcisista degenerado: olvídalo todo,
¿entendiste?
Algo lograré ganar
olvidándote.
"Amigos"... Unos tontean, otros manosean aprisa... Todos intentan cogerte
algo.
¡No uses esa verga
automática!
¿Sientes otra lujuriosa urgencia? -¡Cada instante otra
nueva!
Siento el nuevo tratamiento inflamar mis intestinos. Es nociva, tóxica, odiosa
solución.
¿Sabría Ulises cómo ignorar oscuros
sentimientos?
Olvidaste importante rutina: limpiar oídos
sucios.
Solamente ahora puedo
oírlos.
Sabrás entonces, novato, sobrellevar adversas consecuencias, inherentes, ostensiblemente nocivas, al lamer el
sapo.
Recién entendí cómo una exótica rana da alucinaciones
sensacionales.
Al menos aceptamos nuestro error, corrigiéndolo enseguida.
¿Recuerdas?
Nos amamos con el rojizo
amanecer.
Otra linda vida iniciará dando alaridos, riendo alegremente.
¡Nacerá!
Organizaste lujuriosas veladas, injuriaste damiselas, acogiste drogadictos. ¿
Olvidarán?
Solía olfatear los infames tugurios. Ahora recorro infiernos ocultos,
solo.
Sensuales, olorosas fragancias identifican sórdidos moteles, atrayendo
solitarios.
Estando nuevamente reunidos, eligieron declamar algunas décimas. Olvidaron
sofismas.
Sofistas ontológicos meditaban en reuniones amenas, manifestando en narraciones temas
enredados.
Entendí muy bien, razonando, irrespetuosas afirmaciones, groseras aseveraciones. No, Dante, oprobios no obviaré
someramente.
Anoche nos tomamos el ron, incautos. Óperas románticas musicalizaban el negro terreno,
embriagándonos.
No añadiré comentario insidioso o negativo a la inesperada sandez tejida
anteriormente.
Obstinado, impedí ganara algún
nacionalista.
Al rato diré idioteces, ahora no.
Azma y un diablillo ardían.
Ofrecí lamerte abajo, viniéndote imploraste
ayuda.
"Octogenarias féminas intentaron coaccionarme", indicó
Olavia.
Alabama, literata insípida (!), estaba negándome acrónimos de oficio.
Si obras bien, recibirás eternamente muchos agradecimientos, no estarás realmente
alienado.
Siento íntimas necesidades tan onanistas... Me asusta
sobremanera.
Ojos rojos, garganta ulcerada; lúgubres, los ominosos
síntomas.
¡Obtuvimos seis curules! Unidos reivindicaremos orgullos.
¡Salve al príncipe
oscuro!
Alborotadas festejaron las iguanas. Jodieron al
sapo.
Sonríe, anda, no te
aflijas.
Al bisonte ungieron en la Orden
Santa.
Los antiguos sacramentos transformamos, irreverentes. ¡Mueran,
abuelos!
Escasas lides emprendes con total o relativa alegría.
Lástima.
En xerocopias calientes importantes tratados anunciaste, manipulador
electoral.
Sabré albergar lascivos vejámenes. Aullaré, jadearé enajenadamente mientras eliges nuevo tema,
e..
Así, coqueta. Esos pantalones tan apretados romperé, los arrancaré
salvajemente.
¡Ay! Me niego. Esas sensaciones ilícitas... ¿Cómo
aceptarlas?
Eso, niégalo. Gozaste ampliamente, ñiquiñaque. ¿Ahora recuerdas,
amnésica?
Sólo embadurnamos xecas, usando aceite. La memoria excitada, ¿no te
engañará?
Ayer, martes, adoré nuestro encuentro casual. Éramos rebeldes, excitados
sexualmente.
¿Sólo esa nueva sensación alegra tus
amaneceres?
Aunque talvez ese mañana prometedor olvide resarcir aquellas lesiones, esperaré
sensata.
Afortunados los enamorados, gigantes reflejos, ilusiones
atemporales.
¿Osarás negar a nuestro ilustre simio tanta
alegría?
Osaste robarme las almendras negras, dejando olvidadas tus orquídeas rojas. Recogí en cubetas unas, a Dios recé apenado: "Dispénsala,
amo."
Su última despedida osciló rencorosamente, orbitando sobre
orlando-
torrecuadrada.
Oficios difíciles intenté, oloroso,
sudoroso.
Aun cuando un amor termine, intenta cegar
odios.
Sirenas inteligentes los embaucaron, nadando cadenciosas. Iban ofreciendo sexo
acuático.
Si al lado urden delitos, ocúltome
silenciosa.
Simplemente escribo para añadir ridículo acrónimo. Regresaré nuevamente, ofreciendo
saludos.
Si en nada te importo, miénteme, inténtalo. Es natural, todos odiamos
separarnos.
Ese verano, aquel sol iluminó vivificando aquellos
sentimientos.
Sutilmente escapo negándome. Si un adulador lascivo me escribe necedades, tejo
evasivas.
Esa belleza, realmente intensa, amenazaba
sensualmente.
Releyendo el soneto que un escritor borracho redactó ayer, jueves, analizo recuerdos: memorias
ebrias.
Odio la vida, intenta diariamente amedrentarme, resquebrajarme.